El Hospital de Inmigrantes
La preocupación por la salud pública llevó a contemplar la creación de un Hospital de Inmigrantes que integró junto a un conjunto de edificios el Predio de Migraciones inaugurado en 1911. El flamante Hospital, separado completamente del edificio del Hotel, fue un centro modelo tanto por el avanzado equipamiento médico como por la calidad del plantel profesional. Muchos de sus médicos se desempeñaban simultáneamente como profesores en la Universidad. En su época de esplendor, la guardia médica tenía 24 horas de cobertura y se habían importado elementos técnicos que por primera vez llegaban al país, por ejemplo, los microscopios cornéanos para la atención de los enfermos de tracoma. Inclusive altos funcionarios ministeriales se operaron en sus instalaciones, quedando internados en salas individuales especialmente dispuestas (Audiovisual Memorias del Hospital de Inmigrantes).
Originalmente esta edificación poseía tres cuerpos, aunque el del fondo fue posteriormente demolido. Desplegaba una amplia gama de servicios, como salas de guardia, odontología, farmacia y laboratorios de análisis clínicos en la planta baja, e internación, cirugía y rayos en la planta alta, con capacidad para cien camas. La antigua farmacia preparaba medicamentos artesanalmente (Audiovisual Memorias del Hospital de Inmigrantes).
Desde el principio estaba dotado de luz eléctrica, obras de salubridad, un sistema de calefacción moderno y jardines distribuidos convenientemente.
Al margen de las enfermedades contagiosas, los problemas de salud más frecuentes entre los inmigrantes solían ser las afecciones gastrointestinales, los trastornos oculares y cutáneos, las heridas, el sarampión y la bronquitis, pero también había casos de fiebre tifoidea, pulmonía, escarlatina, viruela, difteria, parotiditis y paludismo, aunque en menores porcentajes.
Mientras en los primeros momentos, los italianos eran los más afectados, hacia el año 1914 la mayoría de los enfermos eran españoles y rusos. Antes y después de la inauguración del hotel definitivo, las patologías contagiosas eran derivadas para su tratamiento al Hospital Muñiz. El estado sanitario de la inmigración volvió a agravarse en la década de 1920.
De todo el conjunto edilicio, el Hospital fue quizás el lugar más importante desde el punto de vista histórico testimonial, una especie de testigo permanente de la vida del Predio a través de sus cuerpos médicos, ya que se convirtió en la institución que más prevaleció: recién en 1995 se terminaron de desmantelar los últimos resabios del Departamento Médico en el que lentamente se había ido transformando (Audiovisual Memorias del Hospital de Inmigrantes, Documentos Anexos). Conservó intactos sus sectores y funciones, pese a la merma de pacientes que se produjo como consecuencia de la revisación médica implementada en los consulados argentinos en el extranjero y, fundamentalmente, de la creación de la Delegación en Europa a fines de la década del 40. Una vez que los contingentes llegaban a Buenos Aires, el Hospital se encargaba de las urgencias que eventualmente se presentaran, en especial durante el viaje.
Después de 1955, funcionó como un departamento de selección psicofísica donde, además, se atendía a los empleados de la repartición, a los accidentados de la zona de Retiro y, lo que reviste gran importancia, a los inmigrantes limítrofes, muchos de los cuales residían ilegalmente en el país. Por esa época se inició el control de las fronteras. Con el tiempo, sus tareas se fueron limitando a las etapas iniciales de la atención, a los partos y a esporádicas intervenciones quirúrgicas, y se suspendieron las guardias.
La atención de los contingentes que venían de países vecinos llevó a la instalación de un laboratorio de análisis clínico muy especializado, con un microscopio de alta complejidad. El objeto de las investigaciones fue el mal de Chagas, cuyo estudio se incorporó a la ficha médica. Sanidad de Migraciones figuró como centro de investigación aplicada en un plan nacional contra esta enfermedad endémica, aprovechando una afluencia de 600 pacientes diarios y avanzando quizás más allá de sus funciones específicas (Audiovisual Memorias del Hospital de Inmigrantes).
El instrumental y mobiliario del Hospital que quedó fue desapareciendo a lo largo de los años. Los últimos elementos recuperados, como una cuna, dos vitrinas, antiguos microscopios, material de vidrio de laboratorio y farmacia y otros, junto a artefactos del Hotel, fueron reunidos y exhibidos desde 1992 en el Museo de la Dirección Nacional de Migraciones, creado por Resolución 3753. En 2001 se desmanteló el Museo y se cerró la Biblioteca contigua con material bibliográfico que incluía las memorias de la antigua Dirección General de Inmigración. Luego de esa fecha fue paulatina la desaparición irremisible de todos los objetos que se habían conservado (véase Hotel de 1911. Antiguo Museo de la Dirección Nacional).
Del Prólogo de Memorias del Hospital de Inmigrantes. Colección de Arte y Memoria audiovisual. Buenos Aires. 2020.
Fuente Literaria Principal
Memorias del Hospital de Inmigrantes
ISBN 978-987-86-5676-2
Primera Edición 2020 |
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